viernes, 28 de abril de 2017
IMPERIO BRITÁNICO
El Imperio británico comprendió los dominios, colonias, protectorados y otros territorios gobernados o administrados por el Reino Unido entre los siglos XVI y XX, hasta el año 1949.
Durante las primeras décadas del siglo XX, el Imperio británico abarcaba una población de cerca de 458 millones de personas y unos 29 500 000 km², lo que significaba aproximadamente una cuarta parte de la población mundial y una quinta parte de las tierras emergidas. Ello lo convierte en el imperio más extenso de la historia.2
El pico propiamente dicho se desarrolló durante unos cien años (el llamado siglo imperial desarrollado entre 1815 y 1914), a través de una serie de fases de expansión relacionadas con el comercio, la colonización y la conquista, además de períodos de actividad diplomática. Probablemente, el punto de máximo auge imperial puede situarse entre 1880 y 1930.
El Imperio incrementó la tecnología, el comercio, el idioma y el gobierno británicos por todo el mundo. La hegemonía imperial contribuyó al espectacular crecimiento económico del Reino Unido y al peso de sus intereses en el escenario mundial. En la actualidad, países que son potencias mundiales o de una gran importancia política mundial son herederos del Imperio británico: Australia, Canadá, Estados Unidos, India, Nueva Zelanda, Israel, Sudáfrica y Emiratos Árabes Unidos.
El primero en utilizar el término Imperio británico fue el doctor John Dee, astrólogo, alquimista y matemático de la reina Isabel I de Inglaterra.
Primer imperio británico
La era isabelina
Isabel I de Inglaterra sería la gobernante que sentara las bases del Imperio Británico, librando las primeras batallas con su mayor enemigo en la expansión colonial, el Imperio español.
Durante el reinado de la reina Isabel I, entre 1577 y 1590, fue la época de mayor esplendor para los inicios del Imperio británico, Inglaterra comenzaba su expansión ultramarina con Sir John Hawkins y luego con Sir Francis Drake y también con Guerras contra el Imperio español de Felipe II. Drake dio la vuelta al mundo, y fue el segundo hombre en conseguirlo, tras la expedición de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano. En 1579, Drake atracó en algún lugar del norte de California y reclamó para la Corona lo que llamó Nova Albion ('Nueva Inglaterra'), aunque su reivindicación no fue seguida de ningún asentamiento. Los siguientes mapas situaron Nova Albion al norte de la Nueva España. En consecuencia, los intereses de Inglaterra fuera de Europa aumentaron considerablemente. Humphrey Gilbert siguió el curso de Cabot cuando partió hacia Terranova en 1583 y la declaró colonia británica el 5 de agosto en San Juan. Sir Walter Raleigh organizó la primera colonia de Virginia en 1587, en el lugar llamado Roanoke. Tanto el asentamiento de Gilbert en Terranova como la Colonia de Roanoke duraron poco tiempo, y tuvieron que ser abandonados debido a la escasez de alimentos, el duro clima, los naufragios y los encuentros con tribus indígenas hostiles.
En 1587 Felipe II, rey de España, comenzó a preparar el plan de invasión de Inglaterra que se apoyaba en la Armada Invencible y los tercios de Holanda, mientras Isabel reforzaba la marina de su reino. En 1587, Drake atacó con éxito Cádiz, destruyendo varios barcos y retrasando efectivamente hasta 1588 a la Armada Invencible. Sin embargo, la Armada vio frustrado su propósito de invasión por el mal tiempo, por el bloqueo holandés y la resistencia inglesa. La victoria sobre la Armada llenó de alivio a Isabel, que ya no habría de temer una invasión de los tercios españoles. Pero el ambiente en Inglaterra tras la batalla distó de ser una algarabía de fervor patriótico y festejos por el fracaso de la invasión española. Además al año siguiente, en 1589, Isabel, intenta aprovechar la ventaja estratégica obtenida sobre España tras el fracaso de la Armada Invencible enviada por Felipe II y envía su propia flota (conocida como "Contraarmada" o "Invencible Inglesa") contra las posesiones españolas acabando también en un auténtico desastre, perdiendo gran cantidad de barcos, tropas y además los costes de la expedición agotaron el tesoro real de Isabel, pacientemente amasado durante su largo reinado. Tras el desastre Sir Francis Drake, cayó en desgracia.
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